Ensayo final Valeria

Universidad Autónoma de la Ciudad de México

Ciencias Políticas y Administración Urbana

Meza Minor Valeria Marlene

21-003-1394

Estudios Sociales e Históricos II


S. XIX, un siglo de formación en México


S. XIX, un siglo de formación en México

La historia del S. XIX en México para algunos se divide entre grandes héroes

y villanos. Cuando escuchamos a un profesor o profesora referirse

precisamente al proceso de construcción de México, se nos viene a la memoria

los nombres de Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y José María Morelos para las

primeras etapas de la independencia de México; Agustín de Iturbide y Vicente

Guerrero para la consumación del movimiento de independencia y la

generación de la Reforma empezando por Benito Juárez, todos los grandes

militares, políticos y legisladores que estuvieron alrededor de la constitución de

1857, sugiriendo que estemos hablando de héroes, como siempre nos lo

presentan.

Asimismo, es la época de los grandes villanos que, habitualmente, cuando

pensamos en ellos se nos viene a la cabeza, por ejemplo. Antonio López de

Santa Anna, como el gran traidor, junto con él, los grandes traumas del siglo

XIX mexicano, particularmente la guerra de Texas, la invasión estadounidense,

la guerra de reforma e intervención francesa con el establecimiento del imperio

de Maximiliano.

Sin embargo, ver la historia como una historia de buenos y malos o como la

historia de héroes y villanos, la verdad es que explica muy poco acerca del

proceso de construcción del estado nacional mexicano, ya que únicamente lo

simplifica. Debemos poner atención a los procesos de construcción del estado

nacional mexicano, el proceso de reacomodo de una sociedad que viene de un

orden de colonial, que sin duda tenía muchos elementos de injusticia, pero que

se había afianzado a lo largo de 300 años. Son 3 siglos en los cuales la

sociedad que, después formaría a México, había adquirido un orden y este

orden colonial se transformó, lo que ocasionó un reacomodo.

Es importante recalcar que México no es un proyecto que existiera desde

siempre, habitualmente pensamos que la época colonial o que la nueva

España, es un mero antecedente de México, cuando en realidad, con la guerra


de independencia y con los procesos revolucionarios que existe en toda la

monarquía española a comienzos de S. XIX, esa organización política que

llamamos Nueva España se rompió. Hay una fractura de manera tan brutal y

tan fuerte que, lo que queda después de la caída de la Nueva España no es un

país llamado México, lo que se tiene son territorios, regiones, pueblos,

corporaciones, etc.

Después de la guerra de independencia, muchas regiones, particularmente las

del norte del país que tenían muy poca integración con el resto. Cuando

pensamos en Sonora, en Chihuahua, en Nuevo México, al comenzar el siglo

19, muy probablemente la gente que vivía en esas regiones, no se asumía

como mexicano, es decir, que le debía muy poco al centro de México, se

sentían abandonados por los políticos del centro de México. Esto explicaría

porque la tendencia de todas estas regiones, en algunos casos para convertirse

en estados soberanos, que después se integrarían a la federación mexicana y

algunos otros casos más extremos, para ni siquiera sentirse mexicanos, ni

sentir una necesidad de mantener la unión con este país, como sucede con el

caso de las zonas que después se perdieron en la Guerra con Estados Unidos.

Para la primera mitad del siglo XIX, no hay un proyecto de nación estable,

aunque esto no es extraño porque también que el México que se construyó y

que conocemos actualmente, solo era una opción de muchas, de 1821 a 1825

existieron muchas posibilidades para construir al país.

Durante la primera mitad del siglo XIX, Guadalajara luchó en distintos

momentos por formar federaciones de estados distintos de las federaciones de

estados que se encontraban subordinadas a la capital de México. Muchas

veces se menciona que existían traidores mexicanos, cuando personas creían

que era mejor agregarnos a otro país, pero la realidad es que no, estás

opciones son legítimas y cualquiera de estas opciones, era una opción viable.


Después de la Guerra con Estados Unidos, no faltaron algunos pensadores o

algunos políticos que consideraron que lo mejor que le podía pasar a México

sería ser protegido por alguna monarquía europea.

A mediados del siglo XIX, cuando en México se dibujaron de manera clara las

dos opciones políticas que siempre nos muestran en la historia; los liberales,

un grupo político que lo que pretendía era fortalecer el federalismo mexicano,

acercarse Estados Unidos, abrir el comercio el comercio interno y comercio

exterior de México. Por otro lado, los conservadores, un grupo político que

desconfiaba del liberalismo, ya que ellos lo que querían era fomentar la

industrialización interna, para evitar que los productos baratos que venían de

otros países invadieran el mercado mexicano, un grupo que desconfiaba de los

Estados Unidos y desconfiaba mucho de las elecciones y el nuevo sistema

representativo que se había establecido en México, prácticamente desde su

independencia.

La mayoría de los conservadores consideraban que lo mejor que podía pasarle

a México era establecer una monarquía, pero no una monarquía absoluta, este

grupo político trajo al Archiduque Fernando Maximiliano a México, están

pensando en la monarquía moderna, una monarquía como las monarquías

europeas de la segunda mitad del siglo 19. Por lo tanto, no están pensando en

regresar las cosas a la época colonial, están experimentando con los modelos

políticos.

El siglo XIX, es un siglo de experimentación, es una época de propuestas, es

una época en la que se vale cuestionar todo. Desde el momento mismo de la

independencia, algunas personas sugieren que se tiene que establecer un

congreso y que se congreso debe ser electo por la población, empezaron surgir

voces que cuestionen ese principio, “por qué un congreso electo por la

población, por qué le permitimos a todas las personas que expresen su

voluntad para tener gobernante”. Cosas que hoy a nosotros nos parecen

básicas, que incluso son un derecho, nadie cuestiona en el México actual que


una democracia requiere de elecciones, eran cosas que se cuestionaban en el

siglo XIX porque eran nuevas para ellos.

Lo mismo pasó con la república, actualmente suponemos que la república es

la mejor forma de gobierno para nuestro país, sin embargo, hay que reconocer

que las primeras décadas de experiencia republicana en México, fueron muy

catastróficas. Entonces hubo muchos políticos que llegaron a cuestionar a la

república como una forma de gobierno y propusieron una forma de gobierno

que ellos consideraban más estable, la cual fue la monarquía.

Por otro lado, el federalismo, mientras que, para la mayoría los liberales, la

mejor forma de gobierno era la que era cercana a los ciudadanos, por lo tanto,

los ayuntamientos y los gobiernos de los estados, eran muy importantes, en

cambio, el gobierno nacional no era tan importante. Por el contrario, para otros

políticos, que hoy llamamos centralistas, la única manera de tener leyes iguales

para todos los ciudadanos y que todo el país tuviera el mismo tipo de

crecimiento, tuviera el mismo tipo de desarrollo sin diferencias regionales, era

a través de un régimen centralista.

Cuando empezamos a pensar las cosas así, cuando empezamos a pensar en

la historia del siglo XIX vista desde la perspectiva de sus protagonistas, nos

damos cuenta de que no es que algunos fueran buenos y otros malos, no es

que algunos fueran patriotas y otros fueran traidores, sino que todos son

políticos preocupados por construir un país. Que, en la actualidad, muchas de

las propuestas de los conservadores, hoy serían bien vistas, como un el

proyecto de industrializar el país y no depender tanto de las importaciones

extranjeras, también muchas de las propuestas de los liberales, hoy siguen

siendo firmes, como la desvinculación de la iglesia con el Estado.

Es importante entender que México está en un proceso, que no tenía que

conducir forzosamente a lo que hoy entendemos, es un elemento básico para

entender la historia del siglo 19, así nos alejamos de la historia de los héroes y

los villanos. La historia del siglo XIX va mucho más allá de la historia política,


también es una historia de desarrollo económico que resultó ser frustrante para

este país la historia del siglo 19, es la historia de empresarios que hicieron su

mejor esfuerzo para industrializar, para fortalecer el comercio, para fortalecer

los mercados regionales y, eventualmente, un mercado nacional por los

ferrocarriles y que tuvieron éxito en algunas regiones, como sucedió en

Monterrey en la segunda mitad del siglo XIX, pero que fracasaron en muchas

otras.

También es una historia de transformaciones sociales, desde lo más básico, la

historia de las mujeres de la región del bajío que, después de la guerra de

independencia, tuvieron que hacerse cargo ellas mismas de las unidades

productivas, porque los hombres de decenas de poblaciones habían partido a

la guerra y muchos de ellos ya no regresaron. Es una historia de

transformaciones en los roles de género dentro de las familias.

Además, es una historia en la que nos encontramos esfuerzos muy importantes

y, muchos de ellos, fracasados por llevar la educación incluso a los Incluso a

los lugares más remotos, no eran proyectos nacionales, eran proyectos locales,

los gobiernos estatales buscaban recursos para poder financiar campañas de

vacunación, para poder financiar escuelas, como los estados buscaron superar

lo que ellos creían que eran instituciones caducas, se quiso tratar de establecer

instituto de ciencias y artes dependientes de los estados.

Hay intentos muy importantes por renovar la educación, por hacer que la

educación dejara de ser esa cosa tradicional y anclada en la religión, se quería

convertirla en una educación para la sociedad.

De igual modo, es la época de la gran divergencia, porque México empezó

alejarse de los estándares de bienestar de otros países, a nivel regional porque

es la época en la que una región de México, el norte crece muchísimo, mientras

que otras parece que siguen en la época colonial.

Época de injusticias, una época en la que el estado no encuentra medios de

financiamiento y la única manera como con sigue permanecer sólido, como


consigue permanecer siendo un gobierno, es por medio de alianzas con una

clase terrateniente, esta clase se apodera de enormes extensiones de tierra

que habían sido parte de la iglesia que se pusieron a la venta, pero también

tierras de pueblos indígenas y otras comunidades que sé que se vieron

desprotegidas, esto frente al avance voraz de los grandes hacendados que

eran los que a su vez financiaban al régimen.

Todas estas injusticias explicaran porque, al comienzo del siglo XX, vendría

una gran revolución. No se trata solo de una historia que venía en la época

colonial, si no de una historia viva, una historia que va cambiando y que genera

realidades, que nos ayuda a entender más las circunstancias y no solamente

repetir la historia denlos grandes héroes o villanos.

El futuro no está escrito, el siglo 19 es un muy buen ejemplo, ninguno de las

personas que participó en el siglo 19, sabía que iba a pasar, todo fue una serie

de propuestas y de proyectos, que algunos tuvieron que ser modificados en el

camino y que eventualmente conducirían a lo que es nuestro país actualmente.

Nadie sabe cómo será el país del futuro, estamos un poco como vivían los

mexicanos del siglo XIX, haciendo propuestas, inventando proyectos y

sufriendo fracasos cuando estos no se consolidan.


Bibliografía

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